De pequeña creía poseer un superpoder: la capacidad de arreglar cualquier problema. Cuando mis padres mantenían discusiones caseras, les rogaba que me las contaran con detalle porque yo las podría solucionar fácilmente. A los nueve años empecé a lanzar botellas al mar con un mensaje que ponía : “Si tiene problemas, llame a Jenny Moix y añadía mi teléfono” (nadie me llamó nunca). A los once, en una diminuta biblioteca de mi colegio, mientras ojeaba un viejo diccionario, me saltó a la vista la palabra: “Psicología”, en ese preciso momento tuve claro que me quería dedicar a eso del “estudio de la mente”.
A los diecisiete, entré en la Universidad Autónoma de Barcelona para adentrarme en el mundo de la psicología. Y ya no he salido de allí. Pasé de alumna a profesora. Ramón Bayés fue, sin duda, el profesor que más me marcó. Me hizo entusiasmar por la poderosa influencia de la mente sobre el cuerpo. Por eso, tanto mi tesis de licenciatura, mi tesis doctoral, como mis líneas de investigación han estado enmarcadas dentro de la Psicología de la Salud.
Aunque mi especialidad se centra en la salud, toda la psicología me resulta irresistible. El inconsciente, las emociones, la mente, … Me adentro en este mundo y ¡es infinito! A medida que pasan los años, cada vez me parece más apasionante. Tengo una necesidad imperiosa de aprender. Y para aprender lo mejor es enseñar. Así que me he incorporado también en el mundo de la divulgación. Disfruto del privilegio de poder compartir mis aprendizajes con un gran número de personas a través de mis libros y conferencias. Y dentro de esta línea divulgativa, colaboró con distintos medios de comunicación.